miércoles, 9 de marzo de 2011

Por mero placer

Por qué has de volver la vista,
sólo el recuerdo queda atrás,
tal vez alegre
tal vez amargo,
repletos todos de una vida costumbrista
siempre uniforme y feliciana.
Mas ahora, tras encender los negros candelabros
mi sueño se desmorona,
Infelicidad me llama,
y yo, de brazos cruzados
sin saltar ni arriesgar, es decir:
sin vivir de plena voluntad.
¿Qué sentido pues ha de tener la vida
si no es volver la vista
y mirar lo ya vivido?
Lo verdadero no se encuentra en el pasado,
sino en el porvenir comprendido
desde el ayer.
Mas no pienses en ti,
pues para entonces
la noche habrá caído
y no verás nuevo amanecer.

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