miércoles, 9 de marzo de 2011

Como veas;..:...

Escuche, soy yo el que vine hablando de igualdad.
¿Cuál es vuestra equivalencia?
La desigual confianza entre ambos.
¿Ganada?
Más bien ocupada.
Yo pensé, dominada.
Por no tomar en cuenta
y rebuznar en la arena mancillada,
ya simple hecho de vacilación.
Agrio ácido y áspero pensamiento
transita la mía imaginación,
que no reconfortada
en el desahogo de este avance,
sigue mi mente no deslumbrada
caminando y viendo homogéneo sentimiento,
no por falta de identidad
ni de seña animada.
*
Tú, yo, afines somos.
No hay distancia
que consonancia rompa
tal equivalencia.


Por mero placer

Por qué has de volver la vista,
sólo el recuerdo queda atrás,
tal vez alegre
tal vez amargo,
repletos todos de una vida costumbrista
siempre uniforme y feliciana.
Mas ahora, tras encender los negros candelabros
mi sueño se desmorona,
Infelicidad me llama,
y yo, de brazos cruzados
sin saltar ni arriesgar, es decir:
sin vivir de plena voluntad.
¿Qué sentido pues ha de tener la vida
si no es volver la vista
y mirar lo ya vivido?
Lo verdadero no se encuentra en el pasado,
sino en el porvenir comprendido
desde el ayer.
Mas no pienses en ti,
pues para entonces
la noche habrá caído
y no verás nuevo amanecer.

Vida y libertad

Fuertes llegaron,
el sí, a ellos quitaron,
mas luego no lloraron
pues de rodillas no quedaron.
*
Muchos en tu nombre
pisaron barro en el auxilio del consuelo.
Mas, quién honra merece,
el que consuela
o el que perece.
*
¿Qué más dará ignorar o saber y no poder?
A qué más bien Dios no logra alcanzar.
Morir, o no morir,
caer y levantarse.